Teatro y vida. Un viaje hacia la transformación
El teatro es un viaje. Apasionante, divertido, lleno de sorpresas... Un lugar donde los límites con la vida se vuelven en ocasiones difusos, de la misma manera que en la vida nos encontramos en tantas ocasiones con el teatro.
El teatro nos permite experimentar y hacernos conscientes del proceso de crecimiento que provoca sumergirnos en el juego dramático, y de este modo, canalizar los logros alcanzados hacia nuestra realidad.
Mil y un personajes
Este recorrido se realiza transitando por distintos estados de ánimo, y experimentando todos los opuestos que viven dentro de nosotros: bondad-maldad, tristeza-alegría, solidaridad-tiranía...etc.
Una persona retraída, a la que le cuesta comunicarse, al interpretar a alguien confiado, abierto y simpático, tendrá referencias para desempeñar este papel mucho más fácilmente en la vida real.
Del mismo modo, cuando exagero y llevo al extremo una limitación, puedo darme cuenta de que el límite es algo que puedo traspasar y manejar en cuanto deja de suponer un modo de ser único y estático.
El teatro de la vida y la transformación personal
También resulta especialmente útil partir de situaciones de la vida cotidiana, de nuestro día a día, para buscar una respuesta a situaciones conflictivas.
Por ejemplo: ¿cómo sería yo si no le tuviera miedo a mi jefe?, ¿cómo serían mis relaciones si rompiera los patrones con los que me comunico con los demás?...
Así, comprendemos que nuestra vida puede transformarse, al igual que nosotros mismos
La máquina del tiempo
El teatro es pura magia. Nos permite viajar en el tiempo y buscar otros finales para escenas de la vida. Todo aquello que quise decir y no pude, expresión de sentimientos, cierre de duelos...
Nos permite salir del anclaje mental al que nos llevan las situaciones no resueltas, y liberarnos del peso de los conflictos del pasado.
También nos abre la puerta al futuro y nos da la oportunidad de enfrentarnos a nuestros miedos más profundos, mirarlos de frente o de soslayo, como podamos, pero mirarlos, y probar a hacer algo distinto a lo que siempre hacemos.
¡Soltarnos y disfrutar!
Y lo mejor de todo: este viaje se puede realizar desde el juego, el disfrute, la liberación y la distensión.
¿Te atreves a subir?